¿Y a cuento de qué viene todo esto? Bueno voy a centrarme, que ya me he liado con el cine y los western. Viene a que estos días, uno de los buenos, de los mejores, está sentado en el banquillo de los acusados por querer hacer Justicia. Y lo han sentado los malos. El juez Baltasar Garzón, mi paisano, mi John Wayne, ya ha sido juzgado por el caso Gürtel, por ordenar las escuchas a un grupo de señores acusados de jugar con el dinero de todos los ciudadanos.Veremos a ver si ganan los buenos o los malos. Unos días después Baltasar ‘Wayne’ Garzón ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados en el Tribunal Supremo. Esta vez, por investigar los crímenes del franquismo, por lo que le piden la pena máxima prevista para el delito de prevaricación, 20 años de inhabilitación. La denuncia la interpuso el pseudosindicato ‘Manos Limpias’ del ultraderechista Miguel Bernard, ahí es nada: los pájaros tirándole a las escopetas. Y todavía le queda pendiente otra causa por rechazar presuntamente una querella contra una entidad financiera que financió unos cursos en Estados Unidos.
Sean cuales sean las sentencias de las tres causas, pero sobre todo la de los crímenes del franquismo, el simple hecho de llevar al banquillo a un juez por perseguir la impunidad de miles de asesinatos durante la Guerra Civil Española y el derecho de los familiares a saber dónde están enterrados sus seres queridos, ya es una condena y una ejecución. El diario ‘El País’ recogía el 26 de enero unas declaraciones que el juez Baltazar ‘Wayne’ Garzón había realizado a un amigo cercano cuando le preguntó cómo se encontraba: “Estoy ante el pelotón de fusilamiento y he pedido que me quiten la venda de los ojos para mirar de frente”. Porque eso es lo que hacen los valientes, lo que haría John Wayne, lo que deberíamos hacer todos nosotros, porque, al final, es a la Democracia, a la Justicia a quien han puesto en el paredón. Y nos están apuntando.
Como dirían Josele y Los Enemigos: “Eres tú John Wayne o lo soy yo”.
